Casi por definición, hacer películas de acción es caro. Una secuencia de acción que incluye acrobacias elaboradas y efectos visuales no es barata, y cuando miras una película como la de 2003 Inframundo, se podría pensar que costó entre 50 y 60 millones de dólares como mínimo. Ese no es el caso, como afirma el director de la franquicia. Len Wiseman confirmado a Collider Carly Lane en una entrevista con motivo del vigésimo aniversario de la película. Debido a la naturaleza del proyecto y al presupuesto limitado, el cineasta tuvo que ser creativo para poder hacer realidad su visión.