Un 25% de la población es especialmente sensible a los cambios del tiempo
El proceso mediante el cual átomos y moléculas en la atmósfera adquieren carga eléctrica al perder o ganar electrones, facilitando la conducción eléctrica y la formación de fenómenos como los rayos durante las tormentas, “podría jugar un papel crucial en nuestra salud, especialmente la mental”. Se trata de la ionización atmosférica y así lo ha defendido el profesor Oriol Valls Planells durante su discurso de ingreso como Académico Correspondiente en la Real Academia de Farmacia de Galicia.
El acto ha tenido lugar este lunesen la sede de la RAFG en Santiago y allí ha pronunciado el discurso “Las cargas electrostáticas medioambientales y la salud: Metereosenibilidad”, en el que ha analizado aspectos como la influencia que los cambios en el tiempo meteorológico tienen en las personas.
Así, según ha explicado el doctor Valls, “el equilibrio eléctrico del aire es conocido con el nombre de “ionización” y es vital para nuestra salud”. “Cuando se altera este equilibrio, nosotros, los humanos, nos podemos sentir mal, en el sentido de experimentar irritabilidad, depresión, fatiga e, incluso, tener tendencias suicidas. También hay que decir que un porcentaje del orden del 25% de la población es especialmente sensible a estos cambios: se llaman personas “sensibles al tiempo”, que en la literatura científica se les denomina meteorosensibles”, añade.
En este sentido, ha resaltado que una pequeña desviación de la electricidad medioambiental hacia el lado positivo causa trastornos, especialmente en las persones meteorosensibles, tales como hiperactividad del sistema nervioso central con inquietud, malestar, irritación, cefalalgias, agresividad, etc.
Estos efectos de los iones positivos sobre las personas y animales se atribuyen a un incremento de la secreción de serotonina.
“VIENTOS MALIGNOS”
En la misma línea, también ha resaltado el hecho de que algunos meteoropatólogos han propuesto el concepto de “frente meteoropático” para describir situaciones meteorológicas caracterizadas por viento intenso, sequedad ambiental y un aumento en la ionización atmosférica positiva.
Este fenómeno meteorológico se ha asociado con diversos síntomas, desde alteraciones serotoninérgicas hasta problemas gastrointestinales, respiratorios, ansiedad, depresión, y complicaciones vasculares, especialmente en personas sensibles.
En el caso concreto del viento, recordó que el aire en movimiento siempre ha sido una de las fuerzas naturales que ha llamado más la atención de los seres humanos desde la más remota antigüedad e hizo un repaso por algunos de los denominados “vientos malignos”, citando, entre otros el ‘Xilsa’, un viento frío y seco que algunos califican como “viento antipático”.
Por el contrario, los vientos procedentes del mar o de “marinada” traen cargas negativas procedentes de las olas del mar, con lo que aportan sensación de paz y bienestar. La misma sensación se siente cuando se está cerca de una cascada, con abundantes iones negativos.
VIVIR EN ENTORNO DE IONES NEGATIVOS
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Por tanto, siguiendo esta línea, el entorno bioeléctrico se destaca “como un factor clave” para la salud física y mental. La recomendación es, según señaló el profesor Valls Planells, “procurar vivir en un entorno cargado de iones negativos, cuidar la elección de vestimenta y calzado, y evitar la exposición a edificios que podrían considerarse “enfermos”.
Además, la advertencia sobre la exposición a campos electromagnéticos generados por dispositivos electrónicos como teléfonos móviles, ordenadores y electrodomésticos se presenta como una medida preventiva esencial.
Por último, el profesor Oriol Valls destacó la importancia de utilizar materiales naturales y pinturas adecuadas en la construcción y decoración de viviendas y lugares de trabajo. Y en los casos necesarios, “recomendar el uso de ionizadores de calidad y humidificadores para mejorar el ambiente bioeléctrico en interiores”.
