Un informe de investigación reciente afirma que los trabajadores empleados por la empresa turca Limak no reciben un salario justo por su trabajo en el Camp Nou, que está siendo renovado.
Las obras en el Camp Nou comenzaron en junio después del último partido de La Liga del Barcelona la temporada pasada, y ha habido quejas de los edificios vecinos sobre el ruido de las obras que se prolongaron hasta altas horas de la noche, por lo que el Barcelona ha sido multado. Barcelona también está incentivando a Limak a completar el trabajo antes de lo previsto, algo para lo que actualmente están contratados.
Un informe reciente de El Periodico afirmaciones, basadas en el testimonio de varios ex empleados de Limak y cuatro empleados anónimos que no revelaron su identidad por temor a represalias por parte de sus empleadores. Limak es la empresa que está renovando el Camp Nou, pero hay varios subcontratistas involucrados que emplean directamente a los trabajadores.
El informe habla de un empleado senegalés que lleva más de 20 años en España, que está intentando organizar a los trabajadores para que se unan y presenten denuncias formales. Quienes aparecen en el documental dicen que están siendo explotados y trabajan de 10 a 11 horas al día de lunes a sábado por unos 1.150 euros al mes. El salario mínimo en España es de 8,45 euros por hora, o 1.080 euros al mes, pero se basa en una semana laboral de 40 horas.
Además de los supuestos salarios insuficientes de los trabajadores, también ha habido quejas sobre condiciones laborales inseguras. Señalan que la Generalitat ha completado tres inspecciones de seguridad sin encontrar ningún problema, mientras que Limak dice que trabajan con varias empresas responsables de las evaluaciones de seguridad y no han sido alertados de ningún problema.
Mientras tanto, el Barcelona dice que no tiene relación directa con las subcontratas ni con los empleados. La Generalitat afirma que hasta el momento no se han encontrado irregularidades en el proceso de construcción, pero El Periódico afirma haber encontrado pruebas de irregularidades contractuales.
El informe también afirma que los trabajadores temen hablar con periodistas o expertos jurídicos, ya que podrían ser relevados de sus funciones. Muchos de los trabajadores son inmigrantes que se ven presionados financieramente para enviar dinero a sus familias a las que mantienen y, por lo tanto, no quieren arriesgar sus puestos de trabajo.