En Portugal, la tasa de propiedad de vivienda entre los jóvenes se ha desplomado en un 50% en dos generaciones, dejando a los más jóvenes de Portugal sin otra opción que luchar para encontrar la independencia financiera o abandonar el país.
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Portugal está lidiando con una crisis inmobiliaria tan grave que los jóvenes se ven obligados a abandonar el país. Con algunos de los salarios más bajos pero los precios de alquiler y vivienda más altos de la Unión Europea, la generación más joven de Portugal está luchando por ver un futuro brillante en el país.
Diana, de 31 años, trabaja desde hace más de 10 años y aún vive en la casa donde creció con su hermano mayor, de 39 años.
“Es una sensación muy extraña de ‘ya no eres un adolescente, pero tampoco eres un adulto a tiempo completo'”, dice.
Para quienes no tienen la opción de vivir con sus padres, como Beatriz, de 24 años, el costo de vida es tan alto que ha tenido que dejar sus estudios para trabajar a tiempo completo para pagar el alquiler.
“Me fui muy joven, en una época en la que lo que quería era disfrutar de la vida, pero tenía cuentas que pagar”, cuenta Beatriz desde su piso compartido en un suburbio de Lisboa. “Es impensable vivir en una habitación y sentir que estoy pasando apuros económicos”.
La crisis inmobiliaria se remonta a la crisis financiera de 2008, cuando Portugal puso la inversión extranjera en la piedra angular de su recuperación económica. Desde entonces, una serie de programas de “Visa Dorada” para extranjeros y nómadas digitales hicieron subir los precios de la vivienda hasta el punto de que quedan completamente descontextualizados de los ingresos portugueses.
Antes de las elecciones parlamentarias de marzo de 2023, el equipo de ENTR viajó a Lisboa para hablar con los jóvenes que afrontan hoy esta crisis.
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