2023 se cerrará con récord histórico en caída de natalidad en España, y sumaremos seguramente siete años con más muertes que nacimientos. Como aspecto llamativo, el número de madres mayores de 40 años sobrepasa al de madres menores de 25. Los últimos datos del INE llegan unos días después de que se conozca un informe del Consejo de la Juventud de España, según el cual solo el 16% de los jóvenes se independiza antes de los 29 años, la mitad de la media europea. La dificultad de acceso a la vivienda obliga a menudo a soluciones transitorias como compartir piso con otras personas, lo que pospone la formación de una familia, cuando ya la fecundidad es más reducida. A grandes rasgos, son las CCAA con mayor paro juvenil las que presentan menor porcentaje de jóvenes emancipados, pero si bien los expertos vaticinan que la propia demografía terminará facilitando a los jóvenes el acceso a la vivienda, vía herencias y precios más asequibles, la solución del mercado laboral es más compleja, porque justamente lo que se recomienda hoy es retrasar la jubilación. El reto es conciliar el coste de atender a una población envejecida con políticas de apoyo a la juventud, fomentando la innovación y la productividad. Hay un aspecto económico claro, pero también otro cultural, no menos importante, aunque no tan visible. Tenemos una sociedad marcada por el individualismo. Tan urgente como la mejora de la productividad es empezar a dejar a un lado ciertos prejuicios y apostar por políticas integrales de familia, la única institución que, a largo plazo, garantiza la cohesión social.
