Santa Apolonia, virgen y mártir

La realidad de los mártires tiene su propia historia en cada uno de ellos. Hoy recordamos a Santa Apolonia, cuya vida transcurre en Alejandría, entre los siglos II y III, en un contexto chocante y hasta inexplicable desde el punto de vista humano. Basta mirarlo desde la Providencia. Bautizada y educada en la Fe por sus padres, ha hecho firme propósito de renunciar a casarse para consagrarse de lleno al Señor.

A la gente contemporánea le llegan noticias de la vida sacrificada y de penitencia que lleva.A esto se une su espíritu de caridad, con innumerables obras de misericordia y un servicio cotidiano para la Iglesia a la que pertenece. Pero la persecución arrecia golpeando duramente a los cristianos, y en una de las detenciones es apresada Apolonia. Los captores le obligan blasfemar de Jesucristo. Es una tentación.

Pero ella la rehuye con firmeza, lo que le cuesta que le arrojen piedras contra la boca. Ella, bien podría decir con la Sagrada Escritura “las afrentas con las que te ofendían, cayeron sobre Mí”. Por fin le amordazan, intentando que apostate, situación a la que se niega con total fortaleza nuevamente. Al intimidarla con arrojarla a la hoguera, ella misma se arroja dejando claro su amor por Dios, que llega al punto de dejarse quemar viva por Él.

Previamente se había encomendado al Cielo entrando en una fuerte experiencia de Oración, sintiendo que la Providencia le ayudaría, como así fue, en el tormento. Algunos fieles recogieron sus dientes y demás cenizas, repartiéndolo por diferentes Iglesias a modo de reliquias para su veneración y culto debido. Siempre se ha invocado a Santa Apolonia como abogada de las enfermedades dentales y de los médicos dentistas.

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