COLUMNA: El arma secreta del Atlético de Madrid llega justo a tiempo para el choque de la Liga de Campeones contra el Inter

Antes de Pablo Barrios esta temporada, el último jugador sub-21 en registrar más de 1.000 minutos en una sola campaña con el Atlético de Madrid fue Joao Félix en la 2019-20. Como sin duda recordarás, esa fue la primera temporada de Félix en Madrid tras su fichaje por 126 millones de euros, y el comienzo de lo que muchos pensaron que sería una nueva superestrella del juego.

En otras palabras, Diego Simeone suele necesitar circunstancias bastante singulares para dar protagonismo a los futbolistas jóvenes. Dada la falta de ejemplos en los últimos tiempos, cuando surge un jugador como Barrios, es una buena pista de que ha sido marcado como un caso excepcional y que se debe despertar su interés.

Quizás la advertencia más importante sobre el ascenso de Barrios esta temporada es que se produce en un contexto de disrupción. Se perdió un mes por lesión entre septiembre y octubre, mientras que un desgarro de menisco sufrido contra el Feyenoord en noviembre lo mantuvo fuera por poco menos de dos meses.

En una campaña en la que parece que Simeone no ha estado del todo seguro de qué hacer con el tercer puesto del centro del campo (acompañando a Koke y Rodrigo De Paul), un Barrios sano habría estado en línea para tener más protagonismo del que ya tiene. Y con más de 1.000 minutos a su nombre en tales circunstancias, hay muchas posibilidades de que ya hubiera sido un elemento fijo en el mediocampo, sin esos reveses por lesiones.

Que Barrios tienda a involucrarse siempre que sea posible no se debe simplemente a su capacidad. Por supuesto que ayuda, pero la creciente cuestión de la compatibilidad entre jugador y equipo también es un factor importante. A medida que su talento sale a la luz, ahora hay (convenientemente) una mayor necesidad que en cualquier otro momento de la era Simeone.

Tomemos como ejemplo su reciente empate 1-1 contra el Real Madrid. Aunque el Atlético claramente tenía la intención de afrontar el partido con relativa cautela y priorizar su forma defensiva desde el principio, el 62% de posesión del equipo local en la primera media hora rápidamente se volvió asfixiante.

Mientras que alguna vez la idea podría haber sido simplemente aceptar el patrón de territorio, aumentar la agresión desde una forma defensiva más profunda y buscar regresar al juego a través de contraataques, la reacción del Atlético se canalizó de una manera muy diferente. Observar a Diego Simeone en la primera media hora era ver a un hombre suplicando una sola cosa: el balón. Su repetido mensaje de ‘tranquilo‘ A través de palabras y gestos fue un pedido de calma, pero más concretamente de tranquilidad para poder recuperar su fútbol.

Más que nunca bajo el mando del argentino, su equipo tiene la responsabilidad de ser protagonistas, y eso requiere atributos específicos en áreas específicas del campo. En primer lugar, poder construir el fútbol que quieren y tener el control del juego. Y en segundo lugar, poder hacer avanzar el juego y ser efectivo una vez que se den las condiciones.

El Atlético promedia 13,3 secuencias de 10+ pases por partido en LaLiga esta temporada; un salto considerable respecto a la campaña 2019-20 cuando llegó Joao Félix (7,7), y el punto en el que la inminente evolución del equipo empezó a convertirse realmente en un tema. Mientras tanto, Koke promedia 87 pases por 90 y completa el 92% de ellos en LaLiga esta temporada, con diferencia sus dos marcas más altas en una sola campaña tal como están las cosas.

Visto dentro de lo sucedido en las últimas temporadas, el avance de Barrios en este nuevo mundo feliz para el Atlético queda bastante claro.

No es que el joven de 20 años sea un pasador generacional, que casualmente llegó al punto en el que el Atlético está en el camino de diversificar su juego de posesión. Sin embargo, lo que aporta el juego natural de Barrios es una mezcla de dinamismo y habilidad técnica que lo convierte en un solucionador de problemas dentro de la intención actual del equipo.

Incluso en esta primera etapa de su carrera, el Atlético necesita su capacidad de asociación. Ya sea pasando, llevando o moviendo el balón, el joven ya se perfila como alguien que puede unir el juego en cada tercio del campo. La guinda de todo esto es su capacidad para despegar en el regate, algo que está aprendiendo a hacer con mayor eficiencia.
Barrios promedia 2,8 aciertos por cada 90 en LaLiga esta temporada; el máximo de cualquier jugador del Atlético. Al mismo tiempo, no sólo tiene la mejor tasa de éxito en los ataques de su equipo, sino de toda La Liga en su conjunto (78%), habiendo completado 28 de sus 36 intentos en la competición esta temporada.

Si bien el regate es una característica más asociada con los extremos en el juego actual, y la herramienta preferida para crear ventajas individuales en muchos de los equipos de élite, para Barrios habla más de su comodidad al navegar el tráfico del medio campo. De hecho, en una época en la que se necesitan soluciones a la presión de la oposición, el joven es tanto un artista del escape como un creador de ventajas.

Aunque conserva esto último, especialmente cuando juega como interior y no reemplaza a Koke, moldear su forma de jugar para lograr una presencia integral en el mediocampo es la tarea que necesitará seguir perfeccionando. El premio tanto para Simeone como para Barrios, en caso de llegar a un punto de finalización, será sumar las características de un no. 10 con la silueta de un centrocampista todoterreno.

“Es un niño que creció como un ‘llegador‘ desde el centro del campo y tiene ese impulso de llevar el balón hacia el área penal para disparar o asistir”, dijo el seleccionador de España U21, Santi Denia, en septiembre.

“No me gusta frenar a los jugadores porque les quitas sus características naturales. Qué [Barrios] Lo que tiene que hacer es aprender a elegir los momentos en los que dejarse llevar”.

Vale la pena recordar que Barrios sólo ha sido titular en 15 partidos en La Liga hasta la fecha, mientras que sólo ha disputado el partido completo en cinco ocasiones. A pesar de toda la promesa que ha mostrado en sus primeros ocho meses en la configuración senior, sus mayores mejoras solo las logrará jugando y compitiendo semanalmente durante varios años.

Pero habiendo ya entrado en los planes de Simeone a los 20 años, se podría decir que la barrera más grande ya ha sido superada.

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