Por Colleen Slevin y Matthew Brown | Associated Press
DENVER – Un paramédico de Colorado fue sentenciado el viernes a cinco años de prisión por la muerte de Elijah McClain en un inusual procesamiento contra socorristas médicos que ha dejado a los funcionarios reconsiderando cómo tratan a las personas bajo custodia policial.
Las condenas de Peter Cichuniec y un colega paramédico conmocionaron a las filas de los paramédicos en todo Estados Unidos y empujaron a su profesión a la enconada lucha por la justicia social provocada por el asesinato de George Floyd en 2020 a manos de la policía de Minneapolis.
Cichuniec y Jeremy Cooper fueron condenados en diciembre por homicidio por negligencia criminal por administrar el sedante al que finalmente se atribuyó la muerte de McClain, un masajista negro de 23 años, en 2019. Cichuniec también fue condenado por el cargo más grave de agresión en segundo grado por dar un medicamento sin consentimiento o sin un propósito médico legítimo.
La madre de McClain, Sheneen, levantó el puño en el aire al salir de la sala del tribunal tras la sentencia del viernes, como lo hizo en audiencias anteriores. Cichuniec se había enfrentado a hasta 16 años de prisión por el cargo de agresión, y la sentencia de cinco años era la sentencia mínima que el juez podía haberle dado a Cichuniec según las pautas de sentencia.
Alguien de la familia de Cichuniec gritó: “Te amo, Pete”, mientras él miraba hacia atrás y los saludaba antes de salir de la corte esposado.
En testimonio antes de que el juez Mark Warner dictara sentencia, Sheneen McClain dijo que una vez soñó con ser bombero y los consideraba héroes “hasta el día en que le quitaron la vida a mi hijo”.
“Ya no eres un héroe local”, dijo mientras Cichuniec se sentaba con sus abogados en una mesa cercana. “La próxima vez, piensa por ti mismo y no sigas las instrucciones de una multitud de cobardes”.
Añadió que los otros paramédicos podrían haber intervenido “simplemente diciendo: ‘Deja de lastimar a mi paciente’”.
Cichuniec, que ha estado detenido desde su condena y estuvo esposado y encadenado durante la audiencia, pidió clemencia al juez. Se secó las lágrimas mientras familiares y amigos testificaban como testigos a su favor, y luego le dijo al juez que había pasado sus 18 años de carrera como bombero y paramédico poniendo su propia vida en riesgo y anteponiendo otras vidas a la suya propia.
“Nunca me he echado atrás ante una llamada y me han pasado más cosas de las que puedas imaginar”, dijo. “Me asqueó cuando la fiscalía dijo durante su alegato final que no mostraba ningún remordimiento por Elijah. … No hubo absolutamente ninguna intención de causar ningún daño a Elijah McClain”.
La esposa de Cichuniec dijo después de la audiencia que estaba “relativamente aliviada” por el resultado, ya que era la sentencia más indulgente que su marido podría haber recibido.
“Es casi mejor saberlo”, dijo Katy Cichuniec.
Los bomberos y funcionarios de su sindicato han criticado el procesamiento estatal de Cichuniec y dijeron que estaba disuadiendo a los bomberos de convertirse en paramédicos, disminuyendo el número de personal calificado en emergencias y poniendo así vidas en riesgo.
“Condenar a Pete por la muerte no es justicia. Es la definición misma de chivo expiatorio”, dijo el ex teniente de bomberos de Aurora, John Lauder, quien recientemente se jubiló después de trabajar con Cichuniec durante más de dos décadas. “Si no fuera por la gracia de Dios, podríamos estar nosotros en la cárcel. El resultado de esta decisión tendrá un impacto negativo en la atención al paciente en todo el país. ¿Se responsabilizará ahora a los paramédicos por resultados que escapan a su control?
La muerte de McClain recibió poca atención inicialmente, pero ganó un renovado interés a medida que las protestas masivas arrasaron la nación en 2020, y su nombre se convirtió en un grito de guerra para los críticos de la injusticia racial en la actuación policial.
McClain fue detenido por la policía después de que una persona que llamó al 911 informó que parecía sospechoso caminando por la calle agitando los brazos y usando una mascarilla el 24 de agosto de 2019, en el suburbio de Aurora en Denver. McClain, que había estado escuchando música con auriculares, pareció tomado por sorpresa cuando un oficial le puso las manos encima a los pocos segundos de acercarse a él. Eso inició una lucha que incluyó sujeción del cuello y sujeción que duró unos 20 minutos antes de que a McClain le inyectaran 500 miligramos de ketamina. Sufrió un paro cardíaco camino al hospital y le retiraron el soporte vital tres días después.
Los expertos testificaron que el sedante finalmente mató a McClain, quien ya estaba debilitado por las dificultades para respirar mientras estaba inmovilizado después de inhalar vómito en sus pulmones durante la lucha con la policía.
Los fiscales dijeron que los paramédicos no realizaron controles médicos básicos a McClain, como tomarle el pulso, antes de darle ketamina. La dosis era demasiado para alguien de su tamaño: 140 libras (64 kilogramos), testificaron los expertos. Los fiscales dicen que tampoco monitorearon a McClain inmediatamente después de darle el sedante, sino que lo dejaron tirado en el suelo, lo que dificultó su respiración.
El caso puso de relieve lagunas en los procedimientos médicos para la sedación de personas bajo custodia policial que, según los expertos, deben abordarse para poder prevenir más muertes.
El único oficial de policía condenado por la muerte de McClain, Randy Roedema, fue declarado culpable de homicidio por negligencia criminal. Fue sentenciado a 14 meses de cárcel en enero. Otros dos agentes acusados fueron absueltos tras juicios con jurado que duraron semanas.
Cooper, cuya sentencia está prevista para abril, enfrenta una sentencia que podría variar desde libertad condicional hasta tres años de prisión.
