“Hola, Europa. Ja som aquí” -“Europa, ya estamos aquí”- decía la camiseta conmemorativa que lucieron jugadores y técnicos del Girona el pasado sábado después de sellar la clasificación del equipo a competición europea. Un éxito descomunal para el club gerundense, sin experiencia continental todavía, y al que ahora se le dibujan un mar de dudas e incertidumbres.
La que más preocupa a la afición es si Montilivi reúne los requisitos para acoger partidos europeos, sea de Champions, Europa League o Conference. La respuesta es no, porque la normativa de la UEFA es clara y no permite estadios con gradas supletorias o tubulares.
De hecho, el organismo ya ha comunicado al Brest francés que no podrá utilizar la parte de gradería supletoria que tiene en su estadio la temporada entrante en la que se estrenará en Europa y pasará de 15.000 a 5.000 espectadores. Es decir, a pesar de que desde el Girona se haya iniciado conversaciones para poder jugar con las gradas supletorias actuales (con capacidad de 14.624 personas), si la UEFA es implacable, no lo permitirá.
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Por tiempo, difícilmente el club podrá tener listo un Montilivi reformado. Y, además, las peculiaridades geográficas del subsuelo del terreno lo hacen todavía es difícil. En este sentido, las posibilidades son dos, o jugar en Europa con las gradas supletorias inhabilitadas con la disminución de la capacidad consecuente o disputar los partidos de competición europea en otro estadio.
El debate está en la calle y la afición cada vez está más inquieta por saber si podrá, o no, ver al Girona jugar en Europa en Montilivi. ‘Diari de Girona’ se puso en contacto con varios representantes de las peñas del club que muestran sensación de preocupación mientras comienzan a asumir que para ver al Girona en Europa habrá que hacerlo a través de un sorteo entre los socios.
“NEGATIVA CASI DEFINITIVA”
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“Parece que no hay demasiadas esperanzas de poder reformar el estadio y que la negativa de la UEFA es casi definitiva. Si es así, y Montilivi se queda con 9.282 localidades deberá realizarse por sorteo bajo solicitud y demanda previa. Los números están claros. Será difícil porque habrá que restar un 5% para afición visitante y el paquete de protocolo de la UEFA”, dijo Cristóbal Sánchez, presidente de la Federació de Penyes. En la misma línea se muestra Lluís Bosch, de la Penya Gironina.
“Es imposible hacer las obras porque el terreno es inestable y cada año se mueve. Los pivotajes deberían ir muy abajo y es prácticamente imposible hacer nada”, dice Bosch que no entiende “por qué se ha alimentado el debate de las reformas”. Por eso, Bosch considera que acabará con un sorteo “como en la Copa o en el play-off si hay más demanda que oferta”.
MONTILIVI, SÍ O SÍ
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Desde la Penya Inmortal, Pepe Sierra también ve el sorteo como el mecanismo menos malo para resolver el callejón sin salida en el que se puede encontrar el Girona. “La mejor opción es jugar en Montilivi con sorteo de entradas bajo demanda que pueda garantizar a todos los abonados ver tres de los cuatro partidos”, dice. Sierra entiende la situación en la que se ha encontrado el club. “Hace dos temporadas estábamos en Segunda y el objetivo era no bajar. Por tanto, es muy normal que todo el tema de Europa haya cogido al club desprevenido“, añade.
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Lo que ninguno de los peñistas contempla es la posibilidad de jugar en un estadio que no sea Montilivi. “Confío en que esté descartada esta opción. En Girona no hay otro estadio homologado e ir a Barcelona sería una mala jugada”, dice Sánchez.