Expuesto: "La carta de hoy de Sánchez tiene un olor adolescente que echa para atrás a hormonas"

Hoy Pedro Sánchez ha publicado otra carta y, bueno, para comentarla, para estudiarla. Otra carta, te lo juro. Pedro Sánchez ha escrito otra carta, ahora a los militantes del PSOE, aunque si somos sinceros, canta la traviata que se la han escrito. Esta también. Como le escribieron la tesis que plagió, y no pasó nada, como le escribió Irene Lozano los libros que hace como que firma, como la legión de súbditos que le escriben los discursos, y como de una semana a esta parte, le escriben las cartas.

La de hoy es para no echar gota. El motivo son los 145 años del PSOE. Pongo música de fondo del Richard Hayman por eso de la muñería. Vamos a hacer un comentario de texto, como aquellos que hacíamos en el BUP, porque la carta de hoy, como la de hace una semana, tiene un olor adolescente que echa para atrás a hormonas.

Dice: “Sé bien que no es el apoyo a mi persona lo que nos une. He sentido el cariño personal, la preocupación por la familia y por mí. Es precisamente esa preocupación por las personas, el motor último de nuestra causa política, porque el socialismo es humanismo”.

Primero: referirse a uno mismo como ‘mi persona’ es cursi hasta la náusea. Pero lo de la preocupación por las personas… qué quieres que te diga, me lleva a los ERE de Andalucía. Eso sí que era preocuparse por las personas a la hora de comprar votos.

Y me lleva a Koldo, y al Tito Berni, y a ese Ávalos preocupado por las personas jóvenes y mujeres por los karaokes de media España. Añade sus Sanchidad, “por eso los socialistas que defendemos la diversidad y la pluralidad como valores irrenunciables en los tiempos difíciles, nos unimos con más fuerza si cabe”.

Ya, y por esa pluralidad me vendo a Puigdemont, y a la izquierda de toda la vida, del PNV, y ya puestos, por pluralidad, me vendo a Otegui y a Txapote. Se siente, sí, pero a Txapote también, el de la rima. Luego vuelve con el rechazo a aquellos que convierten la política en un barrizal de insultos y falsedades, y me pregunto: ¿Ha oído a Óscar Puente soltar por esa boquita? ¿Y a María Jesús Montero?



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