Citando informes de UNICEF, el portavoz adjunto de la ONU, Farhan Haq, en una conferencia de prensa dijo que una operación militar en Rafah “traería una catástrofe tras otra” para los niños allí.
Haciéndose eco de los sentimientos de la Directora Ejecutiva de UNICEF, Catherine Russell, que enfatizaba las terribles condiciones que enfrentan los niños de Rafah, Haq afirmó que “casi todos los aproximadamente 600.000 niños de Rafah están heridos, enfermos, desnutridos, traumatizados o viven con discapacidades”.
Además, la Organización Mundial de la Salud (OMS) destacó el precario estado de las instalaciones sanitarias en Rafah, revelando que tres de los 12 hospitales de Gaza que aún funcionan parcialmente se encuentran en la región.
La OMS advirtió que estas instalaciones “rápidamente dejarán de funcionar si hay una incursión militar en Rafah, y luego una operación militar a gran escala en Rafah podría conducir a un baño de sangre”, continuó Haq.
También afirmó que el convoy que transportaba ayuda humanitaria desde Jordania fue atacado por “civiles” en la Cisjordania ocupada y algunos artículos resultaron dañados. Haq señaló que el convoy llegó posteriormente a Gaza.
Al decir que a la llegada del convoy a Gaza, un grupo armado lo redirigió a una instalación diferente en lugar de la ubicación previamente designada, Haq agregó que este problema se abordó mediante conversaciones con las autoridades locales para resolver el malentendido.
Haq confirmó el respeto de las autoridades locales por los convoyes de ayuda humanitaria, afirmando que los convoyes llegaron a sus destinos y que la distribución de ayuda estaba en curso.
Al enfatizar que la redirección a una instalación diferente fue puramente un error de comunicación, dijo que se corrigió rápidamente y agregó que los funcionarios en Gaza confirmaron que tales incidentes no se repetirían.
Israel ha emprendido una mortífera ofensiva militar en Gaza desde la incursión de Hamas el 7 de octubre, en la que murieron menos de 1.200 personas.
En comparación, Tel Aviv ha matado a más de 34.650 palestinos y herido a casi 77.900 en medio de una destrucción masiva y escasez de artículos de primera necesidad en el territorio palestino.
Casi siete meses después del ataque israelí, vastas zonas de Gaza yacían en ruinas, lo que empujó al 85% de la población del enclave al desplazamiento interno, además de un bloqueo paralizante de alimentos, agua potable y medicinas, según la ONU.
Israel está acusado de genocidio en la Corte Internacional de Justicia, que en enero emitió un fallo provisional que ordenó a Tel Aviv prevenir actos genocidios y tomar medidas para garantizar que se proporcione asistencia humanitaria a los civiles en Gaza.