“Una ofensiva militar israelí conducirá a una capa adicional de una tragedia ya insoportable para el pueblo de Gaza”, publicó el lunes en X el comisionado general de la UNRWA, Philippe Lazzarini.
“Hará aún más difícil revertir la expansión de la hambruna ya provocada por el hombre”.
“Lo que se necesita es un alto el fuego, no nuevos desplazamientos forzados y ansiedad por un sufrimiento interminable”, añadió.
Esto se produjo cuando las negociaciones para un alto el fuego y la liberación de rehenes volvieron a estancarse.
La relatora especial de la ONU sobre Palestina, Francesca Albanese, también advirtió que un posible ataque de Israel a Rafah sería un “ataque a la población civil” y una “masacre”.
El ejército israelí emitió el lunes órdenes de evacuación inmediata para los palestinos en los barrios orientales de Rafah y les pidió que se trasladaran a la ciudad de al-Mawasi en el sur de Gaza.
Se estima que alrededor de 100.000 civiles palestinos viven en las zonas que serán evacuadas, según la Radio del Ejército israelí.
Rafah es el hogar de más de 1,5 millones de palestinos desplazados, que se han refugiado de la guerra lanzada por Israel tras un ataque de Hamas el pasado 7 de octubre que mató a casi 1.200 personas.
Desde entonces, el ataque israelí ha matado a más de 34.600 palestinos, en su mayoría mujeres y niños, además de provocar una catástrofe humanitaria.
Casi siete meses después de la guerra israelí, vastas zonas de Gaza yacían en ruinas, lo que empujó al 85% de la población del enclave al desplazamiento interno en medio de un bloqueo paralizante de alimentos, agua potable y medicinas, según la ONU.
Israel está acusado de genocidio ante la Corte Internacional de Justicia. Un fallo provisional de enero dijo que es “plausible” que Israel esté cometiendo genocidio en Gaza y ordenó a Tel Aviv detener tales actos y tomar medidas para garantizar que se proporcione asistencia humanitaria a los civiles allí.