Estilo bronco e imperioso

Las consecuencias de la incontinencia verbal del ministro de Transportes, Oscar Puente, trascienden ya las fronteras de España, como se ha podido coprobar con el reciente conflicto creado por unas declaraciones suyas sobre el presidente de Argentina, asunto sobre el que ha pretendido excusarse diciendo que, si hubiera sido consciente de la repercusión de sus palabras, no las hubiera pronunciado. Un ministro no puede no tener en cuenta los efectos de lo que va a decir antes de decirlo. Es una cuestión de responsabilidad y conciencia. Su obsesión por entrar al cuerpo a cuerpo dialéctico con los periodistas, con un lenguaje y argumentos más cercanos a la barra de bar que a los pasillos del ministerio, es otro dato que indica que no está a la altura del cargo que ejerce.

Es evidente que Pedro Sánchez no desconocía esta forma de actuar del ministro Puente, más bien hay que sospechar fue designado precisamente por su estilo bronco para dirigir uno de los ministerios más sensibles de cualquier Gobierno. Entre otras razones por la complejidad técnica y por la inversión que gestiona, tal como se ha comprobado en el caso del exministro Ábalos, titular hasta no hace mucho de esa cartera. También sería lamentable Óscar Puente se condujera de esta manera para ocultar su impericia a la hora de resolver los problemas reales que se plantean en su ministerio, como se está demostrando con las Cercanías de Madrid, el soterramiento de la vía ferroviaria en Valladolid o la competencia en el sector de la alta velocidad, entre otros.



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