La edición actual del Festival de Eurovisión está envuelta en una densa neblina de controversia política. Desde la actuación de Eden Golan representando a Israelhasta las protestas propalestinas que han estallado en las calles de Malmo, Suecia, donde se celebra el evento, la política ha tomado un papel protagonista en el escenario.
“Yo pienso que cualquier competición en la cual reúnes naciones bajo una bandera tiene un componente político. Lo mismo puede pasar en los Juegos Olímpicos, en el Mundial de Fútbol, en una Eurocopa de Naciones”, ha señalado Luis Mesa, periodista especializado en Eurovisiónen el programa de ‘La Tarde’.
La política: un componente inevitable
La propuesta de Eden Golan, titulada Huracánha generado fuertes reacciones, marcando cada una de sus presentaciones con abucheos y pitidos. Sin embargo, su paso a la finalgracias al voto del público ha alimentado aún más la polémica en torno a la presencia de Israel en el certamen. “Estamos viviendo un plebiscito a nivel europeo de las acciones de Israel“, comenta Mesa. “Al final, a la canción se le han retirado frases, pero llama directamente hacia esos desagradables e infestuosos atentados sufridos en Israel, que dio inicio a toda esta etapa tan negra.”
La victoria de Ucrania en 2022tras la descalificación de Rusia debido a la invasión ucraniana, sirve como ejemplo paradigmático de cómo las tensiones geopolíticas pueden influir en el resultado del festival. “Esto trajo dos elementos fundamentales”, explica el periodista. “El primero, la EU, la Organización Federal de Eurovisión, tuvo la valentía de expulsar tanto a Rusia o a Bielorrusia del certamen y condenar la invasión. Algo que hizo que la ola de solidaridad fuese aún mayor“.
¿Qué pasará si gana Israel?
El caso de Israel en la edición actual del festival plantea interrogantes sobre la naturaleza misma de Eurovisión. ¿Debería un certamen que nació como un evento musical apolítico permitir la participación de países cuyas acciones geopolíticas generan controversia? “Este año ha habido un boicot muy importante por gran parte de la comunidad fan del festival. Televisiones han condenado su presencia. Y se acaba ganando. Realmente lo que hay es una grandísima obra de ingeniería en el televoto por parte de Israel para conseguir hacerlo“, alega Mesa.
Por otro lado, el periodista ha querido mostrar su preocupación por la posible victoria de Israel: “Si ganase, podríamos ir camino hacia unaEurovisión de la crisis. La Eurovisión de 2008, de 2009. Una Eurovisión de austeridad, de problemas económicos fuertes en Europa, donde los países no se lo tomaban en serio. Llevaban candidaturas de broma, críticas, no se valoraba la música, porque el festival perdía prestigio”.
En última instancia, la edición actual de Eurovisión plantea una pregunta fundamental: ¿Puede despolitizarse Eurovisión o la política es una parte inherente de su naturaleza? “Yo soy partidario de que la EBU debería tener claro que si hay unos países en conflicto, esos países no deben participar en el festival“, opina Mesa. “Porque si no, estas cosas pueden pasar. El público es soberano. Eso es evidente.”
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