San Francisco Caracciolo, consagrado de caridad

En el tránsito del Corpus Christi el pasado domingo al Sagrado Corazón de Jesús, el viernes que viene, esta semana se subraya más especialmente Dios como Fuente Inagotable de Amor. Hoy, Precisamente, celebramos a San Francisco Caracciolo, que sintió la llamada de Dios a pasar haciendo el bien como Cristo. Nacido en Abruzo (Italia), el 13 de octubre de 1563, es el segundo de cinco hijos al que llaman Ascanio.

Militar de profesión en los inicios, sufrirá algún contratiempo que le hace poner la vista en el Dios del Cielo que nunca pasa, ingresando en la Cofradía de Los Blancos destinada a la atención caritativa de los más necesitados. Allí, junto con un grupo de compañeros que ingresan al tiempo, se reúnen en la Camándula cerca de Nápoles para redactar los estatutos de la Fundación que pretendían llevar a cabo.

El nombre de este carisma, será “clérigos menores”, siguiendo el camino de los tres votos de pobreza, castidad y obediencia, a los que se une un cuarto que rechaza admitir cualquier tipo de dignidad eclesiástica. También s eintegran de una preocupación integral de los sacerdotes Y Ascanio cambia su nombre por el de Francisco. Pronto se les unirá otro pequeño grupo de clérigos. Cuando intenta fundar en España, el rey Felipe II se opone, logrando abrir casas con su sucesor Felipe III.

Su profundo amor y temor de Dios, le envuelve en la más absoluta sencillez, dedicando sus últimos tiempos a la oración, sin olvidar su gran devoción a la Reina del Cielo. Es la manera de seguir lo que decimos: “A Jesús por María”. Muere en Nápoles el 4 de junio de 1608, canonizándole el Papa Pío VII en 1807. Las reliquias de San Francisco Caracciolo reposan en la Iglesia Santa María la Mayor de la capital napolitana.

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