La narrativa en números: Austria 1-2 Turquía

En un partido dominado por Austria en cuanto a posesión y ocasiones, fue Turquía la que salió victoriosa con un contundente triunfo por 2-1, demostrando la importancia de la eficiencia y la resiliencia en el fútbol.

Austria controló el 60% de la posesión, lo que refleja su dominio con 283 pases en campo contrario, frente a los 125 de Turquía. Tuvieron cinco grandes ocasiones, pero solo pudieron convertir una, lo que marcó una diferencia clave en el partido. Turquía, con menos oportunidades, logró aprovechar sus dos grandes oportunidades, lo que le permitió obtener una victoria por la mínima.

La métrica de goles esperados (xG) favoreció claramente a Austria con 2,74 en comparación con 1,06 de Turquía, lo que subraya la incapacidad de Austria para convertir su juego superior en goles. Kevin Danso fue fundamental para Austria, recibiendo 68 pases y completando 83 de 95. Sus 37 pases progresivos y siete acarreos progresivos destacaron su papel en el avance de Austria.

La solidez defensiva de Turquía fue crucial, con Ferdi Kadioglu liderando el esfuerzo con seis tackles. A pesar del dominio de Austria en los duelos aéreos (20 a 17), el desempeño superior de Turquía en los duelos terrestres (40 a 24) mostró su ventaja física y su capacidad para ganar batallas cruciales sobre el terreno.

El 78,15 % de Austria en el campo frente al 21,85 % de Turquía puso de relieve su ventaja territorial, pero la resistencia y la precisión de Turquía inclinaron el partido a su favor. El PPDA de Austria de 13,58 en comparación con el 14,04 de Turquía indica un juego de presión muy igualado, pero fue la eficiencia de Turquía en los momentos clave lo que marcó la diferencia.

Stefan Posch destacó por Austria, logrando la mayor amenaza esperada (xT) de 0,68, mientras que las contribuciones de Kevin Danso tanto en defensa como en ataque fueron significativas. Sin embargo, la capacidad de Turquía para aprovechar sus oportunidades, junto con un sólido desempeño defensivo, los ayudó a avanzar.

En conclusión, la victoria de Turquía por 2-1 sobre Austria fue un ejemplo clásico de cómo la eficacia triunfa sobre el dominio. El control de la posesión y las oportunidades de Austria se vio anulado por la precisión de los remates y la resistencia defensiva de Turquía, que aseguró una victoria muy reñida.

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