El Sant Andreu consiguió alzarse con el Històrics y sumar su sexto título de la historia. Todavía tiene más valor el trofeo al haber vencido a su eterno rival en la final, un Europa que compitió con gran voluntad, pero que acabó claudicando a merced de la mayor efectividad de los cuadribarrados.
Arrancó mejor el Europa, guiado por una gran intensidad. Pronto encontró el premio, con un disparo cruzado de Pimentel. Campeny dirigió el ataque fijando la línea de cinco del Sant Andreu, coló el balón por fuera hacia Carlos Gilabert, y este la cedió atrás para que el punta, recién llegado de L’Escala, definiera raso.
Los de Aday Benítez eran superiores sobre el verde, y Pime mandaba en la parcela ofensiva. El ariete estuvo a punto de firmar el segundo, pero Nil evitó el tanto desviando a córner.
No encontraba el camino del juego el Sant Andreu, hasta que Xavi Molist intervino con acierto. El técnico cuadribarrado reordenó la salida de balón, poniendo una línea de tres, y el equipo lo agradeció. Juanan se marchó por fuera con gran velocidad y sirvió un centro maravilloso, medido al segundo palo, para que Adri García rematara cruzado de cabeza y firmara el empate.
Antes del descanso, todavía hubo tiempo para la remontada. El extremo Max Marcet, uno de los más destacados durante el torneo, provocó un penalti por zancadilla de Manel. Desde los once metros, Toni Paredes fusiló a Flere con un disparo ‘a lo Neeskens’.
No le tembló el pulso a Aday Benítez al descanso, con diez cambios para dar oxígeno y revitalizar el equipo, propio de estas alturas de la pretemporada.
Tuvo buenas oportunidades el Europa, como un disparo de Pau Sala u otro de Ian Arqués, pero ambos se toparon con el guardameta Eric Mourin, que sustituyó en el entretiempo a Nil Torreguitart. Los dos guardametas del Sant Andreu fueron de los destacados durante el encuentro.
Apretaba el Europa con el ánimo de toda su afición, masivamente desplazada al Guinardó, pero el Sant Andreu se defendía y salía con peligro al contragolpe. De hecho, tuvo el tercero en las botas de Dídac, pero se encontró con un defensor.
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Aday lanzó todas sus armas hacia arriba, pero no obtuvo premio. La última estuvo en botas de Urbina, pero de nuevo Mourin respondió con gran acierto.
