La ofensiva ucraniana en el Kursk: una apuesta estratégica en la guerra híbrida

Las tensiones entre Ucrania y Rusia son el resultado de un proceso complejo que se viene desarrollando desde hace muchos años tras el colapso de la Unión Soviética. En 2014, la anexión de Crimea por parte de Rusia y su apoyo a los movimientos separatistas en el este de Ucrania convirtieron estas tensiones en un conflicto abierto y crearon un punto de ruptura agudo en las relaciones entre los dos países. En este contexto, la resistencia militar de Ucrania a Rusia se ha configurado como parte de los esfuerzos del país por defender su soberanía e integridad territorial.

Desde el primer día de la guerra, Ucrania ha organizado ataques contra diversos objetivos estratégicos para debilitar la logística militar rusa y limitar su capacidad bélica. Uno de los ataques más notables fue el reciente ataque ucraniano contra la región rusa de Kursk.

Kursk está situada cerca de la frontera con Ucrania y desempeña un papel vital en la cadena logística militar de Rusia. Esta ubicación estratégica ha convertido a Kursk en un objetivo de las operaciones militares de Ucrania, y con tales ataques, Ucrania ha pretendido reducir la eficacia de Rusia en el campo de batalla y cambiar el curso de la guerra a su favor. Esta operación, el primer ataque a gran escala en territorio ruso desde la Segunda Guerra Mundial, fue una medida importante de Ucrania para cambiar el curso de la guerra y sacudir las estrategias militares de Rusia. El ataque atrae la atención no sólo como un éxito militar, sino también como una acción que potencialmente puede cambiar el equilibrio de poder en las relaciones internacionales.

La magnitud de la actividad militar del ejército ruso en el sudeste de Ucrania, unida a la vulnerabilidad de sus propias fronteras, hace pensar que Rusia ha subestimado a Ucrania en el campo de batalla. En particular, el paquete de ayuda estadounidense recientemente aprobado por unos 60.000 millones de dólares a Ucrania y la confianza en sí misma de Kiev, alimentada por la compra de aviones de combate F-16, fueron algunos de los factores que le permitieron atacar las regiones fronterizas rusas y hacer que esta operación fuera eficaz. De hecho, el apoyo de los actores y organizaciones occidentales desde el comienzo de la guerra ha dado a Ucrania una seria motivación social, política y militar contra Rusia.

Por otra parte, la ayuda occidental a Ucrania tuvo consecuencias negativas para Rusia en términos del status quo del gobierno y la sociedad en las relaciones internacionales. Aunque puede parecer beneficiosa para fortalecer la legitimidad de la administración rusa y los intereses políticos, la exclusión que surgió con la rivalidad Rusia-Occidente en la era posterior a la Guerra Fría tuvo un costo significativo para Rusia.

Nuevo frente

Parece que la principal razón detrás del polémico ataque al Kursk es el esfuerzo por opinar contra Rusia en futuras negociaciones de paz para recuperar los territorios ocupados en lugar de debilitar la capacidad militar del enemigo u ocupar zonas rusas.

Si se analiza en su contexto histórico, el ataque de Ucrania a Kursk también recuerda los ecos de la Batalla de Kursk en la Segunda Guerra Mundial. La Batalla de Kursk, librada por la Alemania nazi contra la Unión Soviética en 1943, es recordada como la batalla de tanques más grande de la historia. La Batalla de Kursk fue un punto de inflexión estratégico para la Unión Soviética.

Hoy, al atacar este territorio simbólico, Ucrania ha abierto un nuevo frente contra Rusia y le ha recordado un viejo trauma. Este ataque puede verse como parte del esfuerzo de Ucrania por obtener una ventaja estratégica distrayendo la atención de Rusia de los frentes de Donetsk y del sur. Dada la fiereza de los combates en Donetsk, la ofensiva de Kursk es una maniobra táctica de Ucrania para reducir las tensiones en la línea del frente. Sin embargo, es posible predecir que la historia se repetirá si Kiev se centra en la expansión geográfica en lugar de en el impulso moral que proporcionará Kursk.

Riesgos, ganancias

Kiev parece tener dos grandes riesgos estratégicos: en primer lugar, la invasión de territorio ruso por parte de Ucrania podría sobrecargar sus fuerzas, lo que podría debilitar las líneas de defensa de Ucrania, dejándola vulnerable a largo plazo. En segundo lugar, las fuerzas ucranianas que ocupan Kursk podrían enfrentarse a la perspectiva de pérdidas significativas e incluso a una retirada humillante si Rusia concentra allí su poder militar. Estos errores estratégicos podrían ser aún más pronunciados en un escenario en el que Rusia, tras cerrar el acceso de Ucrania al Mar Negro, concentrara toda su atención y capacidad militar en Kursk. La ofensiva de Ucrania contra Rusia conlleva riesgos estratégicos más allá de los éxitos tácticos, que podrían dar a Rusia una ventaja en sus contraataques.

Este ataque es una medida que ha levantado la moral de Ucrania. Los constantes ataques con misiles de Rusia contra Ucrania y la destrucción de su infraestructura han tenido un profundo impacto en el pueblo ucraniano. Este ataque crítico a Kursk demuestra que Ucrania es ahora resistente no sólo en términos militares sino también en el campo de la guerra psicológica. Esta orientación estratégica hacia la opinión pública interna pone de relieve que Ucrania tiene la fuerza para continuar el conflicto y está decidida a mantener alta la moral pública. También puede verse como una imagen de resistencia a las dificultades del conflicto.

La dimensión global de la ofensiva de Kursk también es importante, en particular el esfuerzo de Ucrania por enviar a Estados Unidos y a sus aliados en Europa el mensaje de que la guerra sigue siendo ganable y de que la orientación brindada está dando resultados. Este intento estratégico de motivar a los partidarios internacionales de Ucrania también tiene como objetivo asegurar el continuo apoyo occidental a Ucrania. También puede abrir un frente mucho más amplio contra Rusia en todo el mundo y alentar la participación de disidentes extranjeros.

Además de atacar Kursk, conservarlo sería un logro importante para Ucrania. A nivel interno, podría generar una percepción negativa de Rusia en los medios internacionales a los ojos de los actores del sur en ascenso, especialmente los antiguos amigos orientales de Rusia después de 2022. En este contexto, el ataque a Kursk puede verse como parte de una estrategia compleja y multidimensional perseguida por Ucrania tanto a nivel militar como diplomático.

Prueba de la guerra híbrida

La guerra híbrida es una forma compleja que combina técnicas de guerra tradicionales con operaciones asimétricas, políticas, económicas y cibernéticas y que cada vez es más común en los entornos de guerra de última generación. Este concepto se conoce a menudo como la “Doctrina Gerasimov” en el artículo de 2013 “El valor de la ciencia en la previsión” de Valery Gerasimov, jefe del Estado Mayor ruso. En este artículo, Gerasimov destacó que la línea entre la guerra y la paz se está volviendo cada vez más difusa y que la posición de los medios no militares para lograr objetivos políticos y bélicos está aumentando. En consecuencia, el concepto de guerra híbrida describe una forma de conflicto que va más allá de las estrategias de conflicto tradicionales y combina múltiples instrumentos, incluidas operaciones políticas, financieras y de información.

El ataque de Ucrania a Kursk y el ataque anterior al grupo mercenario ruso Wagner en Mali ilustran en parte cómo se aplica hoy el enfoque de la guerra híbrida desde la perspectiva ucraniana. Si bien la ofensiva de Kursk puede verse como una represalia ucraniana destinada a perturbar y distraer la logística bélica de Rusia, también es un intento que refleja la estrategia de Ucrania de enfatizar una debilidad en la seguridad interna de Rusia.

Por lo tanto, mediante la doctrina de guerra híbrida propuesta por Gerasimov, Ucrania está tratando de debilitar la moral del enemigo y lograr ganancias estratégicas utilizando factores de guerra psicológica además de fuerzas militares.

De manera similar, el ataque a los mercenarios rusos en Mali también reveló la dimensión internacional de la guerra híbrida. Mientras que las empresas militares privadas rusas están tratando de aumentar la influencia de Rusia en África, la operación de Ucrania contra estos elementos se considera una maniobra estratégica para perjudicar las actividades globales de Rusia. Estas operaciones muestran que la guerra híbrida ya no se limita a las fronteras de un país, sino que también puede librarse en el sistema internacional más allá de las narrativas bélicas tradicionales y que esta forma de conflicto tiene una estructura de múltiples capas.

Por último, el enfoque de Ucrania al conflicto híbrido puede considerarse como un esfuerzo estratégico complejo destinado no sólo a lograr éxitos militares sino también a socavar la seguridad nacional de Rusia, la popularidad global y nacional del gobierno y el impacto de su esfuerzo dentro de las relaciones en el marco de la construcción del sistema bilateral y multipolar.

El intento de ataque a Kursk influyó sin duda en la toma de posesión por parte de Rusia del este de Ucrania y de Crimea. Creó la impresión de que Rusia había sido atacada con su propia arma. Esto demuestra la eficacia de la estrategia de guerra híbrida de Ucrania. Podemos decir que Ucrania ha tratado de lograr la superioridad psicológica y estratégica no sólo por medios militares, sino también sacudiendo la percepción de seguridad de Rusia.

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