No hay duda de que Justin Jefferson es un jugador de élite, pero no es el jugador más importante de la ofensiva de los Vikings.
El mariscal de campo es una de las posiciones más importantes en los deportes, pero el actual líder de los Purple, Sam Darnold, tampoco es el jugador ofensivo más importante.
¿Y qué decir del tipo asignado para proteger el lado ciego de Darnold, el tackle izquierdo? Christian Darrisaw, de apenas 25 años, es uno de los jugadores mejor pagados en su posición en el juego. Pero no, no es él.
El domingo, cuando los Vikings se embarcan en su 64.ª temporada, su jugador más importante en la ofensiva aún no ha jugado un partido para ellos. Ha cambiado su sombrero verde y dorado por uno morado y dorado.
Se trata del corredor Aaron Jones, y el momento de su llegada no podría ser mejor.
Jones, de 29 años, ha corrido al menos 1.000 yardas en una temporada tres veces. Una vez anotó 16 touchdowns en una temporada. Ha sido nombrado para un Pro Bowl. Es un corredor culto con la habilidad de maniobrar alrededor de los tackleadores cuando puede, o correr sobre ellos cuando lo necesita. Ha promediado 47 recepciones saliendo del backfield en las últimas cinco temporadas. Se recuperó de lesiones en el tendón de la corva y la rodilla la temporada pasada para terminar con cinco juegos consecutivos de 100 yardas, incluyendo dos juegos de postemporada. Los Packers promediaron 30.4 puntos en esos cinco juegos.
Si bien los corredores históricamente han alcanzado su máximo potencial a su edad, Ponce de LeJones está buscando los poderes restauradores para extender su carrera hasta sus 30 años. Ha adoptado una rutina previa a la práctica llamada “prehabilitación” que se centra en la prevención de lesiones, y ha buscado el consejo de ex corredores que le han dado al Padre Tiempo el brazo rígido.
“Siento que cada año voy mejorando más y más, y el año pasado sentí que estaba a punto de entrar en mi mejor momento”, dijo Jones la semana pasada.
