En Libia, la reconstrucción de Derna: “un golpe de suerte para el clan Haftar”

Desde las montañas que dominan Derna, en Libia, la inmensidad azul del mar Mediterráneo queda velada por una espesa nube de polvo. Es un signo de la transformación de la ciudad que se ha convertido en una enorme obra en construcción después de ser devastada por una inundación repentina hace poco más de un año. En la noche del 10 al 11 de septiembre de 2023, la rotura de dos presas llenas de una cantidad récord de agua vertida por la tormenta Daniel devastó parte de esta ciudad de unos 100.000 habitantes, dejando al menos 5.923 muertos, según las últimas cifras de la Oficina de las Naciones Unidas para la Coordinación de Asuntos Humanitarios (OCHA). En realidad, todavía no hay un balance definitivo de muertos, con miles de personas aún desaparecidas.

Aquí y allá, en el laberinto de calles, se van levantando nuevos edificios, además de la restauración de los edificios afectados por las inundaciones. A lo largo del cauce seco del río, un enorme agujero divide la ciudad, y pronto se terminarán dos puentes para evitar que los residentes vuelvan a sumergirse en este trauma todos los días. Un enorme retrato del mariscal Khalifa Haftar, jefe del autoproclamado “Ejército Nacional Libio” (LNA), que controla las partes oriental y meridional de Libia, cuelga de un andamio al pie de uno de los puentes.

Fue su hijo, Belgacem Haftar, quien se hizo cargo del Fondo de Desarrollo y Reconstrucción, dotado con 10.000 millones de dinares libios (unos 1,9 millones de euros) por el parlamento de Bengasi (este de Libia). A sus 39 años, este ingeniero de formación presenta a la familia una nueva cara empresarial y de inversión, que contrasta con los perfiles militares de su padre y dos de sus hermanos, Saddam y Khaled, colocados en puestos de mando en la ANL. El lunes 9 de septiembre, ante una asamblea de ingenieros reunidos en la flamante sede local del fondo, Belgacem Haftar se felicitó sobre el avance de las obras en Derna, estimadas por él en un 70% de avance.

En la orilla izquierda del río, que antaño era el corazón palpitante de la ciudad, Anweige Almasawari avanza con cautela. Hace un año, la calle comercial Hchicha y sus alrededores estaban sepultados bajo montones de escombros, atrapando innumerables cadáveres. Todavía reina un silencio triste, pero la mayor parte de los escombros han sido retirados. “El fondo ha reabierto las carreteras, ha desbloqueado la ciudad y ha devuelto la esperanza a la gente”, afirma Almasawari, padre de familia y profesor de la Universidad de Derna. No obstante, modera los avances anunciados: “¿Un 70%? No, todavía estamos muy lejos de eso”.

Un sistema opaco

Se necesitará tiempo para reconstruirlo todo, pero el fondo de reconstrucción ya presume de haber completado casi 20.000 nuevas viviendas para las víctimas del desastre, gracias a la rehabilitación de proyectos iniciados -pero nunca completados- por el régimen de Muamar el Gadafi (1969-2011). Varios residentes también dijeron El mundo que habían recibido una ayuda financiera mensual o fija de hasta 100.000 dinares (casi 19.000 euros).

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