Zelensky espera recibir de Biden una invitación para que Ucrania se una a la OTAN antes de que abandone la Casa Blanca

IComo si la campaña para las elecciones presidenciales estadounidenses del 5 de noviembre no fuera ya suficientemente surrealista, el hombre detenido el domingo 15 de septiembre por rondar, armado con un fusil de asalto, el campo de golf donde Donald Trump practicaba su deporte favorito parece ser un ferviente partidario de los ucranianos en su guerra contra Rusia. Incluso intentó, sin éxito, alistarse en sus filas.

Para los estadounidenses, esto puede parecer un giro más de la trama, pero para los ucranianos es una complicación más en un inestable panorama político estadounidense que, no obstante, es crucial para el resultado de una guerra que los ha estado desangrando. Ese resultado es cada vez más urgente. El presidente ucraniano, Volodymyr Zelensky, insistió el 13 de septiembre en Kiev en la necesidad de poner fin a la guerra al inaugurar la conferencia de Estrategia Europea de Yalta. Sin embargo, “Putin puede seguir buscando algo más que la paz”, afirmó.

Al día siguiente, en el mismo podio, un hombre de complexión imponente, barba gris y pelo corto reiteró el argumento con sus propias palabras: “Sabemos luchar, pero estamos cansados… De hecho, llevamos ya algún tiempo agotados. No tenemos derecho a parar. Necesitamos ayuda”. El oficial ucraniano Serhii Varakine comanda la unidad de drones del 58.El brigada. Empezó a hablar de la guerra, de los rusos a los que “no puede considerar hermanos después de lo que pasó”. [he’s] “Lo vi”, cuando de repente empezó a hablar de sí mismo: “No he parado desde 2016. Tengo 44 años. Debería tener una familia, hijos y hacer fotos de barbacoa en lugar de hacer fotos de frente”.

Luego se quedó en silencio mientras las lágrimas brotaban de sus ojos, tal como le había ocurrido antes a Pavlo Palissa, un hombre robusto de unos cuarenta años que vestía uniforme militar y comandaba el 93.Tercera brigada mecanizada, cuando habló de la pérdida de sus hombres.

Otro gran impulso militar

Hay que hacerlo, pero no a cualquier precio. Después de dos años y medio de intensos combates, los dirigentes ucranianos pueden enorgullecerse de enfrentarse a un invasor conocido por su poder. Sin embargo, les preocupa la perspectiva de una guerra sin fin. La incursión que comenzó el 6 de agosto en territorio ruso en la región de Kursk ha reforzado su moral a corto plazo al demostrar que son capaces de recuperar la iniciativa.

Ahora es el momento de ir más allá, de intensificar la acción militar para aumentar la presión sobre la población rusa y su presidente con el fin de impulsar negociaciones para poner fin a la guerra. Por eso los aliados occidentales recalcitrantes -principalmente Washington- insisten incansablemente en que Kiev utilice armas para atacar profundamente el territorio ruso. Dado que los aliados de Ucrania han expresado su deseo de ayudar a fortalecer la posición negociadora del país, es hora de que adopten medidas concretas para respaldar sus palabras.

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