La batalla de Etiopía por recuperar el acceso al mar

Abiy Ahmed suele aprovechar sus discursos ante el ejército para destilar mensajes sutiles a sus rivales en la región. Sin embargo, no hacía falta leer entre líneas el domingo 8 de septiembre, cuando presidió un homenaje militar en Adís Abeba. El primer ministro etíope reiteró que su país “no negociará con nadie sobre la soberanía y la dignidad de Etiopía” y exigió “patriotismo nacionalista” a su población para resistir a las “potencias extranjeras” a las que acusa de querer “desestabilizar la región”. Fue una declaración marcial y amenazante en línea con la guerra de palabras que se libra en el Cuerno de África.

La región está en crisis desde que el 1 de enero de 2024 se anunció el acuerdo marítimo entre Etiopía y la autoproclamada república de Somalilandia, que otorgaría a Adís Abeba un acceso directo al mar Rojo. El tratado genera tensiones porque pisotea la soberanía de Somalia, que no es reconocida como independiente por la comunidad internacional. ¿Se dio cuenta el jefe de Estado etíope, al formalizar este acuerdo, de la magnitud de las convulsiones regionales que provocaría? Nueve meses después, estalló una guerra fría en el Cuerno de África.

“Estamos asistiendo a un rápido reajuste de las alianzas regionales y a la intervención de potencias extranjeras”, dijo Cameron Hudson, veterano de la CIA y especialista en seguridad del Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales de Washington. Esto se suma a una continua invectiva entre vecinos y a una proliferación de acuerdos de cooperación militar.

¿Era evitable esta escalada? Obsesionada por la cuestión marítima, Adís Abeba la ha convertido en una “cuestión existencial”, desafiando el derecho internacional y la estabilidad regional. En octubre de 2023, durante un desfile militar, Ahmed habló del “derecho natural” de su país a acceder al mar para liberar a los etíopes de su “prisión geográfica”. En su opinión, el país de unos 120 millones de habitantes ha sido víctima de “injusticias históricas” desde que perdió sus puertos del Mar Rojo tras la independencia de Eritrea en 1993.

Somalia busca aliados

Según los términos del acuerdo con Somalilandia, Etiopía se beneficiaría de una franja de tierra de 20 kilómetros durante 50 años para establecer un puerto comercial y una base naval. A cambio, Etiopía se comprometería a reconocer a la autoproclamada república, que se separó unilateralmente de Somalia en 1991. Esto era una línea roja para Mogadiscio.

“El acuerdo marítimo ha sido el detonante y ahora estamos sintiendo los temblores”, afirma un diplomático europeo, que pide el anonimato y teme “la multiplicación de focos de tensión” en esta zona ya desestabilizada por la guerra civil en Sudán y los ataques de los rebeldes hutíes yemeníes a buques mercantes en el mar Rojo. Prueba de los temores de las cancillerías occidentales es el hecho de que el enviado especial de Estados Unidos para el Cuerno de África, Mike Hammer, haya finalizado el viernes 13 de septiembre un viaje de diez días a la zona.

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