Donald Trump El sábado manifestó su apoyo a una iniciativa electoral que legalizaría el uso recreativo de la marihuana en Florida, donde reside.
“Le guste o no a la gente”, dijo el candidato presidencial republicano en su plataforma Truth Social, “esto sucederá”.
La despenalización de la marihuana cuenta con un amplio apoyo en todo el país. Tres cuartas partes de los estadounidenses viven en estados donde la marihuana es legal para uso recreativo y medicinal, o solo para uso medicinal.
Las encuestas muestran que el apoyo es particularmente fuerte entre los jóvenes, un grupo demográfico que se ha inclinado significativamente hacia la rival de Trump, Kamala Harris, desde que se convirtió en la candidata demócrata a la presidencia.
La iniciativa en Florida, que se someterá a votación en noviembre cuando los estadounidenses elijan a su próximo presidente, cuenta con la oposición del gobernador Ron DeSantis y algunos otros republicanos del estado.
“La enmienda propuesta convertiría a Florida en San Francisco o Chicago”, dijo DeSantis a principios de este verano, señalando que su estado ya permite la marihuana medicinal. “Tenemos que mantener limpias nuestras calles”.
Trump describió su apoyo como una cuestión de equidad entre las fronteras estatales y del impacto desproporcionado que el arresto puede tener en la vida de las personas.
“Nadie debería ser un criminal en Florida, cuando esto es legal en tantos otros estados”, dijo Trump en su publicación.
“No necesitamos arruinar vidas ni desperdiciar dólares de los contribuyentes arrestando a adultos que llevan encima cantidades personales de dinero”.
Al mismo tiempo, instó a la adopción de leyes contra el consumo público de cannabis “para que no olamos marihuana en todas partes, como ocurre en muchas de las ciudades gobernadas por los demócratas”.
Durante su victoriosa campaña presidencial de 2016, Trump adoptó una posición de tolerancia sobre el tema, diciendo repetidamente que dejaría el asunto en manos de las autoridades locales.
Una vez en la Casa Blanca, dijo poco al respecto, pero apoyó algunas de las posiciones de línea dura en materia de ley y orden de su primer fiscal general, Jeff Sessions.
La anterior administración estadounidense, bajo el presidente demócrata Barack Obama, había seguido una política federal de tolerancia.
Pero en 2018, Sessions rescindió esa política, lo que dio a los fiscales locales mayor libertad para tomar medidas enérgicas contra el cultivo, la venta y la posesión de marihuana. Sin embargo, la mayoría de ellos no lo hicieron.
En mayo, el Departamento de Justicia de Estados Unidos anunció planes para reclasificar la marihuana como una droga menos peligrosa.
