Los patrones de votación de los musulmanes estadounidenses reflejan desde hace tiempo sus opiniones sobre las políticas estadounidenses, en particular en áreas como la inmigración y los asuntos exteriores. Como tercer grupo religioso más grande del país, con alrededor de 4,45 millones de seguidores, su influencia electoral es especialmente significativa en los estados clave. En 2020, muchos votantes musulmanes se distanciaron de Donald Trump, citando sus políticas como la prohibición musulmana y su decisión de reconocer a Jerusalén como la capital de Israel. Un estudio de Pew Research de 2016 encontró que tres cuartas partes de los votantes musulmanes apoyaron a Hillary Clinton. Para 2020, muchos respaldaron a Joe Biden, lo que lo ayudó a asegurar victorias en estados en disputa como Michigan y Minnesota.
Sin embargo, el panorama político de 2024 muestra señales de cambio. Una encuesta reciente del Rainey Center indica que casi un tercio de los votantes musulmanes ahora están a favor de Trump, un marcado aumento respecto del 23% que obtuvo en 2020.
En medio del conflicto en curso en Gaza, la administración Biden-Harris ha enfrentado desafíos en la gestión de la política exterior estadounidense. El primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, se ha resistido a los esfuerzos de alto el fuego, y la guerra ha dejado más de 41.000 palestinos muertos, decenas de miles heridos y grandes sectores de Gaza en ruinas. Los estadounidenses árabes y musulmanes, particularmente en los estados clave, han expresado su frustración y han acusado a la administración de descuidar los derechos palestinos y de no abordar adecuadamente la crisis humanitaria.
En respuesta, la campaña de la vicepresidenta Kamala Harris ha hecho esfuerzos por volver a conectar con estas comunidades. Se han contratado asesores como Nasrina Bargzie e Ilan Goldenberg para impulsar el acercamiento a los votantes árabes estadounidenses. Al mismo tiempo, la abogada egipcio-estadounidense Brenda Abdelall trabaja para fortalecer los vínculos con la población árabe estadounidense en general. Harris ha pedido un alto el fuego inmediato, reconociendo los riesgos políticos del conflicto en curso. Sin embargo, la renuencia de Netanyahu a poner fin a la guerra refuerza la campaña de Trump.
Por su parte, Trump ha apoyado firmemente a Israel, desde trasladar la embajada estadounidense a Jerusalén hasta reconocer los Altos del Golán como parte de Israel, posturas que han consolidado su apoyo entre los votantes proisraelíes. El papel de su administración en los Acuerdos de Abraham, que normalizaron las relaciones entre Israel y varios estados del Golfo, y su aprobación tácita de los asentamientos ilegales en Cisjordania, han fortalecido aún más estos vínculos. Algunos sostienen que Netanyahu está prolongando el conflicto, al considerar que una guerra prolongada es ventajosa para Trump porque debilita a los demócratas.
El descontento no se limita a los votantes musulmanes y árabes. Un número cada vez mayor de estadounidenses, de todas las religiones, se sienten cada vez más frustrados por las dificultades que enfrenta la administración en Oriente Medio. A medida que estados clave como Michigan se vuelven más decisivos, el equipo Biden-Harris se enfrenta al riesgo de perder el apoyo de una base más amplia, desilusionada por el conflicto en curso.
La guerra sigue siendo un tema clave a medida que se acercan las elecciones, y la campaña de Trump parece beneficiarse de la prolongada demora del alto el fuego. Durante un debate reciente, Harris enfatizó la necesidad urgente de poner fin a la guerra, afirmando: “Esta guerra debe terminar de inmediato”. Trump, por otro lado, criticó al gobierno de Biden por restringir a Israel, insistiendo en que se le debe permitir “terminar el trabajo” en junio. Esta marcada división entre el llamado de Harris a la paz y la postura más agresiva de Trump ha marcado la carrera. Trump trató además de distanciar a los votantes árabes de Harris, afirmando en un debate en diciembre que ella “odia a la población árabe” y advirtiendo sobre una mayor devastación en la región.
