Líbano sacudido por ataque con buscapersonas de Hezbolá

El martes 17 de septiembre, un ataque de una sofisticación sin precedentes, atribuido a Israel, sumió al Líbano en el caos y el pánico. A las 15.30, los buscapersonas de cientos de personas que estaban de compras, sentadas en cafés o en sus motos sonaron, al parecer tras recibir un mensaje. Durante varias horas, un ballet de ambulancias hizo llegar a los heridos de los bastiones de Hezbolá a los hospitales desbordados de Beirut, el sur del país y el valle de Beqaa. Las víctimas tenían las manos destrozadas, algunas estaban desfiguradas y otras tenían heridas en las ingles o las piernas.

“Hacia las 15.30, varios beepers estallaron entre los empleados de varias unidades e instituciones del Hezbolá con base en Líbano”, afirmó el Hezbolá en un comunicado. Uno de sus responsables, citado por la agencia Reuters, reconoció que se trataba de “la mayor violación de seguridad” que ha sufrido nunca el movimiento. Según un balance provisional del Ministerio de Sanidad libanés, nueve personas murieron y casi 2.800 resultaron heridas, 200 de ellas en estado crítico. Israel es “totalmente responsable” de estas explosiones y recibirá un “castigo justo”, amenazó el Hezbolá. Israel no hizo comentarios. Las autoridades libanesas denunciaron “una violación” de la seguridad y la “soberanía” libanesas.

Entre las víctimas había una niña de ocho años, asesinada por la explosión del busca de su padre, y un hijo del diputado de Hezbolá Ali Ammar. El embajador iraní en Líbano, Mojtaba Amani, resultó “herido superficialmente” por la explosión de su busca, según un comunicado de su embajada. El Observatorio Sirio de Derechos Humanos (OSDH) también informó de al menos catorce heridos en Siria.

El hijo del diputado de Hezbolá en el Parlamento libanés, Ali Ammar (en la foto, en Beirut, el 1 de octubre de 2009), fue una de las nueve personas asesinadas por las explosiones de buscapersonas en Beirut el 17 de septiembre de 2024.

“Se trata de una enorme brecha de seguridad. Si calculamos que el ala militar de Hezbolá tiene entre 10.000 y 20.000 miembros activos, eso significa que al menos el 20% de ellos están heridos, lo que es enorme. Es el número de heridos que se producen en el curso de una guerra, no en un solo ataque”, afirma Mohanad Hage Ali, especialista en Hezbolá en el think tank Carnegie de Beirut. Se han revelado las identidades de cientos de combatientes de Hezbolá, celosamente guardados por el partido chií. “Este ataque preciso y de gran alcance logró romper las filas de la organización, tocar el corazón de cada familia. Es una brecha importante que ha sacudido la seguridad, la confianza y la estabilidad del grupo, pero me sorprende que no haya sido seguida por una operación contra Hezbolá”, continúa el experto libanés.

Guerra de desgaste

Esta operación forma parte de un nuevo aumento de las tensiones entre Israel y Hezbolá, que han estado enfrascados en una guerra de desgaste desde que el partido chiíta comenzó a disparar cohetes hacia el norte de Israel en octubre de 2023, en apoyo de Hamás en la Franja de Gaza. Más de 600 personas han muerto en el Líbano por el fuego de represalia israelí, incluidos 141 civiles, el resto eran combatientes de Hezbolá con base en el Líbano y grupos afiliados. Del lado israelí, han muerto 24 soldados y 26 civiles. El martes por la mañana, el gobierno israelí anunció que el regreso de 60.000 personas desplazadas del norte del país era ahora uno de los “objetivos de guerra” de Israel. El Shin Bet, la agencia de inteligencia interior de Israel, anunció que había frustrado un “intento” de ataque de Hezbolá contra un ex funcionario de inteligencia, utilizando un dispositivo que activó una mina del Líbano.

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