Rubin: El juicio de Israel en la ONU por cargos de genocidio debería ser una llamada de atención

La acusación de “genocidio” formulada contra Israel la semana pasada ante la Corte Internacional de Justicia en La Haya, Países Bajos, debería ser una llamada de atención para Jerusalén, pero no por las razones que se podría pensar.

Sudáfrica ha acusado a Israel ante el tribunal más alto de las Naciones Unidas de tomar acciones contra civiles palestinos en Gaza que son de “carácter genocida” y “calculadas para provocar su destrucción física”. La referencia es a la catástrofe humanitaria en la Franja de Gaza causada por las bombas israelíes en represalia por el asesinato en masa de 1.200 judíos, en su mayoría civiles, por parte de Hamas el 7 de octubre.

Como el mundo puede ver en la televisión por cable y en las redes sociales, el 80% de los 2,2 millones de habitantes de Gaza son ahora refugiados que viven en la miseria. Israel está permitiendo la entrada de ayuda humanitaria insuficiente a Gaza para hacer frente a la terrible escasez de alimentos, agua, atención médica y refugio. Dos tercios de las viviendas de la franja han sido pulverizadas y 23.000 palestinos han sido asesinados, dos tercios de ellos mujeres y niños.

Sin embargo, la cuestión inmediata no es si el tribunal finalmente falla a favor o en contra de Israel. Es probable que el caso se prolongue durante años, mientras que Sudáfrica debe demostrar que hubo una intención deliberada de Israel de destruir a la población palestina en Gaza (en lugar de, digamos, indiferencia ante los daños civiles colaterales causados ​​por los ataques con bombas a los túneles de Hamás).

Más bien, el caso de la Corte Internacional de Justicia pone de relieve el fracaso de Israel en reconocer las consecuencias inmediatas del tipo de guerra que está llevando a cabo. Hay una creciente consternación entre los aliados más cercanos de Israel, junto con sus socios árabes, ante la negativa de Jerusalén a aliviar el sufrimiento generalizado en Gaza, incluso bajo la fuerte presión de Estados Unidos para que lo haga.

La ceguera moral y estratégica del gobierno del Primer Ministro Benjamín Netanyahu está empujando a Israel hacia un aislamiento global, al tiempo que permite que Hamás lo atrape en una trampa interminable en Gaza.

¿Cómo es eso? La estrategia militar israelí hasta ahora aparentemente ha sido destruir la infraestructura de Gaza con abandono para revelar las entradas a los túneles subterráneos de Hamás con menos bajas militares de las que serían necesarias para enviar soldados puerta a puerta. Sí, a veces se dieron advertencias israelíes y se instó a los civiles a desplazarse hacia el sur, pero sin electricidad, un sistema de alerta israelí complejo y poco confiable y cambios constantes en los bombardeos, ningún lugar de Gaza ha sido seguro para los refugiados internos.

Poco que mostrar

Pero a pesar de las masivas víctimas civiles, Israel todavía no ha podido localizar y destruir gran parte de la estructura del túnel de Hamas ni encontrar a sus principales líderes. Los generales de las FDI dicen que eso llevará meses. Sin embargo, Israel no quiere mantener la mayor parte de su ejército en Gaza indefinidamente, sino más bien retirarse y volver a entrar periódicamente para seguir a Hamás.

Sin embargo, 1,8 millones de habitantes de Gaza han sido desplazados y la mayoría no tiene hogares, escuelas, negocios u hospitales a los que regresar. Nadie sabe quién administrará el lugar o distribuirá ayuda humanitaria una vez que cesen los intensos bombardeos, y mucho menos reconstruirá, e Israel no quiere hacerlo.

Los Estados árabes del Golfo o la “comunidad internacional” tampoco financiarán la reconstrucción ni ayudarán a administrar la Franja de Gaza en lugar de los funcionarios de Hamás –como está solicitando Jerusalén– si continúan los combates entre Israel y Hamás. Los líderes saudíes han dicho a funcionarios estadounidenses que sólo lo harán si Israel deja claro que apoyará la creación de un Estado palestino junto a Israel, algo que Netanyahu ha dicho que nunca hará.

Así pues, si se presta atención a lo que dicen los ministros del gabinete israelí (y a lo que Netanyahu les dice a los funcionarios estadounidenses), la estrategia israelí no anunciada parece ser la de despoblar Gaza.

Los medios israelíes han informado que Netanyahu está presionando a Egipto para que acoja a cientos de miles de habitantes de Gaza e incluso ha pedido a la República Democrática del Congo que acoja a algunos. El ministro de Finanzas nacionalista radical, Bezalel Smotrich, dijo a la radio del ejército israelí: “Si hay 100.000 o 200.000 árabes en Gaza y no dos millones de árabes, toda la discusión del día siguiente será totalmente diferente”.

Eso es una quimera. Egipto ha dejado claro que cualquier intento israelí de obligar a los palestinos a cruzar al desierto del Sinaí pondría en peligro su tratado de paz con Israel. Lo último que quiere El Cairo, con su economía quebrada, es asumir la responsabilidad de un millón de palestinos empobrecidos y amargados en campamentos de tiendas de campaña, que agitarán a favor de la guerra con Israel.

Se necesitan nuevas estrategias

Además, Smotrich y otros ministros israelíes clave quieren reasentar Gaza con israelíes y anexar efectivamente ese territorio junto con Cisjordania, de donde también buscan expulsar a los palestinos haciendo sus vidas insostenibles.

Fuente