El 6 de agosto de 2014, un Airbus A310 del 45 Grupo de Ejército del Aire medicalizado despegaba de la Base Aérea de Torrejón de Ardoz con destino Monrovia, capital de Liberia. Era el primero de los dos aviones militares que España iba a enviar ese verano a África Occidental, con el objetivo de traer de vuelta a casa a tres españoles afectados por el virus del ébola.
Fue la última vez que el Ministerio de Defensa envió ambulancias medicalizadas para traer a ciudadanos españoles desde el extranjero. Tres casos con suerte dispar. En el primer vuelo, que procedía de Liberia y llegó a Madrid el 7 de agosto, viajaba el sacerdote Manuel Pajares y la monja Juliana Bohí. El primero falleció de ébola el 12 de agosto. La mujer sobrevivió porque finalmente no estaba infectada. En el segundo vuelo, que llegó desde Freetown (Sierra Leona) el 22 de septiembre, viajaba el misionero Manuel García Viejo. Falleció el 25 del mismo mes por el mismo virus.
Hasta la semana pasada, en la que el Gobierno ha vuelto a mandar un avión para repatriar a un español. El donostiarra Álex García Galas, de 36 años, que llevaba ingresado en Bangkok desde el 25 de febrero. Estaba aquejado de una pancreatitis que le había necrotizado más del 50% del órgano. Su estado de salud empeoraba y su vida corría peligro. Y el Ministerio de Defensa envió un avión para traerlo de vuelta.
Las dos negativas
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¿Por qué hemos mandado a un avión a por un español enfermo en el extranjero? Aunque España no tiene la obligación de repatriar a ninguna persona por tener problemas de salud, la ministra Margarita Robles explicó que “la Fuerzas Armadas nunca dejan a nadie atrás”.
En el caso de Álex García, la presión mediática había hecho su parte. Su caso ocupaba portadas de periódicos y prime time en televisión. Y es que, además de la enfermedad en sí, la familia había sufrido un par de reveses económicos derivados de esta dramática situación: habían gastado más de 200 mil euros y seguían sin poder traer a casa al enfermo, dado que se encontraron con dos negativas a que subiese a los respectivos aviones que lo iban a trasladar a España.
Álex García, durante su hospitalización en Tailandia. / Cedida
Álex se fue de viaje a Tailandia junto a su mujer Usoe el 19 de febrero, aquejado de unos dolores que en un hospital de San Sebastián diagnosticaron de gases. El 25 de febrero ingresó en un hospital de Chang Mai (Tailandia) y de ahí fue trasladado a otro hospital de Bangkok. El diagnóstico era una pancreatitis que le habínecrotizadodo el 30% del páncreas. Esa misma semana iba a regresar a España, vía Munich. Pero el piloto le negó la subida, al considerar que no se encontraba en condiciones de viajar en un avión comercial, dado que estaba vomitando.
La familia inició un ‘crowfunding’, con el que ha conseguido más de 100 mil euros. Contrataron una ambulancia medicalizada privada, que se tenía que hacer cargo del traslado y que costó 221 mil euros. Para recurrir a ese servicio de evacuación se requiere un informe médico con el estado del paciente. Cuando procedieron a subir a Álex, la tripulación consideró que su estado de salud era peor del que decía el informe y declinaron trasladarlo hasta España.
Análisis riguroso
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¿Cómo se decide si hay que rescatar o no a un ciudadano español en el extranjero? El Periódico de España, del mismo grupo editorial, ha hablado con el Ministerio de Defensa, para conocer el detonante en el caso de Álex: “El Ministerio de Defensa procedió al traslado medicalizado del ciudadano español Alexander García a raíz de la solicitud recibida a través de la Dirección de Emergencias Consulares del MAEUC y una vez realizado un análisis riguroso que ha tenido en cuenta las circunstancias excepcionales y dramáticas y el sacrificio prolongado de una familia que se había quedado sin salida.
“Los principales parámetros que se tienen en cuenta en el Ministerio de Defensa para llevar a cabo una aeroevacuación, que siempre será en caso muy excepcional, son la gravedad de la situación y el peligro que corra la vida del ciudadano a evacuar, que se hayan agotado las vías de asistencia médica o evacuación por otros medios, que existan medios disponibles para asegurar un apoyo eficaz, y que no se vea afectada la operatividad de las Fuerzas Armadas”, han contestado.
Las aeroevacuaciones tienen más de 100 años en España. / Archivo histórico del Ejército del Aire
El traslado de Álex García desde Tailandia hasta España se produjo sin incidentes. El coronel Francisco Cantalejo, responsable del operativo, explicó que “en cuanto subió al avión, ya empezó a mejorar. Era una misión muy compleja por la situación clínica del paciente. En cuanto lo subimos al avión, le cambiamos la estrategia terapéutica y el entubado. Su patología es muy compleja, pero ya está con los suyos”.
Ahora, el paciente se halla ingresado en el Hospital Universitario de Cruces (Barakaldo), donde se le ha aplicado un tratamiento con el que esperan que mejore. A pesar de las particularidades del caso, el equipo médico de la UMAER que se trasladó hasta Tailandia era optimista con su estado de salud y creen que, si sigue la evolución prevista, “Álex se recuperará”.
Mujeres prohibidas
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Las aeroevacuaciones no son algo nuevo. De hecho, hace dos años se celebró el centenario de la primera, que se llevó a cabo el 1 de noviembre de 1922, cuando un equipo médico quirúrgico viajó a bordo de tres aeroplanos De Havilland DH4 para socorrer a los heridos en del Protectorado de Marruecos, donde una tropa española fue sorprendida por un ataque inesperado que provocó centenares de bajas.
Como anécdota que ilustra cómo han cambiado los tiempos, en aquel vuelo se decidió que viajase la enfermera Elvira López Mourín. Pero el reglamento militar vigente prohibía a las mujeres montar en aviones de guerra, por lo que en un primer momento le impidieron subir. Ella insistió varias veces en la necesidad de ir a atender a los heridos. Su empeño logró convencer a sus mandos para que la permitieran volar en esta misión.
102 años después, el último vuelo de la Unidad Médica de Aeroevacuación (UMAER) que ha traído a Álex de vuelta a casa ha estado liderado por la teniente coronel Pilar Salvador, la primera mujer en la historia del ejército español que está al mando de esta unidad.
Pilar Salvador, primera mujer en liderar la UMAER. / Ministerio de Defensa
350 misiones
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Actualmente, el Ministerio de Defensa dispone de seis modelos de aeronaves que están preparadas para la aeroevacuación: los aviones A400M, A310, A330, Falcon 900 y C-295, y el helicóptero Súper Puma. En el último rescate desde Tailandia de Álex García se ha utilizado el A330 del 45 grupo.
Su caso, no obstante, no es único. A lo largo de su historia, la UMAER, que nació en 2004 como heredera de la antigua Unidad Aérea de Evacuación (UAER), ha realizado unas 350 misiones. En 2022 protagonizó un total de 25 operaciones de rescate de militares y civiles, en los que trasladó a 155 personas.
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De hecho, no sólo transportan a ciudadanos españoles. Las últimas actuaciones de esta unidad han tenido como protagonistas a ciudadanos afganos, a heridos y enfermos oncológicos de la guerra de Ucrania y a un niño de Malí, acogido por las tropas españolas en aquel país para ser sometido a un tratamiento en Zaragoza.