La guerra que se ha desatado entre el Gobierno de Giorgia Meloni y los periodistas de la televisión pública italiana, la RAI, sigue subiendo de intensidad. La dirección de la empresa, actualmente controlada por la mayoría gobernante, ha comunicado en las últimas horas la apertura de un procedimiento disciplinario contra Serena Bortone, uno de los rostros de la protesta. Una decisión que ha levantado sospechas, ya que ocurre después de la huelga del pasado lunes, durante la cual los periodistas denunciaron sufrir censura y un “control asfixiante” hasta el punto de que deben negociar “cada palabra de las crónicas” para que sean emitidas.
La decisión, según han informado los medios italianos, habría sido motivada por una publicación en Instagram en la que Bortone reveló que la RAI había decidido prescindir –a último momento y sin justificación– de un monólogo sobre el fascismo que el escritor Antonio Scurati debía leer el pasado 25 de abril, Día de la Liberación contra la dictadura fascista de Benito Mussolini. “Una venganza“, ha titulado el diario ‘La Repubblica’.
Humillar el servicio público
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Tonos similares también por parte de la oposición transalpina. “El procedimiento contra Bortone es un acto muy grave“, ha denunciado, en esta línea, el diputado Angelo Bonelli, de Verdes e Izquierda. “Es un mensaje claro a los periodistas que quieren ejercer su profesión de forma libre. Estamos entrando en una fase muy oscura de la democracia. La responsabilidad no es solo de la dirección de la RAI, sino también de la presidenta Meloni, que es quien la controla”, ha añadido Bonelli.
“Están humillando al servicio público. La autonomía y la libertad de información están continuamente bajo ataque”, ha añadido Francesco Verducci, del Partido Demócrata (PD), la principal formación de centroizquierda. “Queremos claridad sobre cada uno de los casos denunciados y sobre la censura perpetrada contra Scurati”, ha precisado.
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En el bando opuesto, el actual consejero delegado de la RAI, Roberto Sergio, ha defendido su decisión. En su opinión, es la empresa la que es víctima de un “ensañamiento destructivo” y de “acusaciones infamantes“, que estarían dañando “la reputación y el valor” de la RAI.