La Cámara de Representantes de Estados Unidos aprobó un paquete de ayuda exterior de 95.000 millones de dólares, casi dos tercios del cual se gastarían en programas relacionados con Ucrania. El Kremlin, sin embargo, no parece alarmado en lo más mínimo.
“Básicamente, esto no cambiará la situación en el campo de batalla”, dijo Peskov a los periodistas el lunes.
Al señalar los constantes avances rusos en el frente, Peskov dijo que la dinámica del conflicto ahora es “absolutamente clara para todos” y que el dinero y las armas que Estados Unidos asignará a Ucrania “no conducirán a un cambio en esta dinámica”.
“Provocarán nuevas bajas entre los ucranianos, morirán más ucranianos y Ucrania sufrirá pérdidas importantes”, añadió el portavoz presidencial.
Además, señaló, se supone que la mayor parte del dinero de la ayuda permanecerá en Estados Unidos, de una forma u otra. La propia Casa Blanca argumentó esto ante el Congreso como uno de los argumentos de venta, diciendo que el paquete era un estímulo para el complejo militar-industrial y la base manufacturera de Estados Unidos.
“En principio, nada ha cambiado”, añadió Peskov, señalando que el presidente ruso, Vladimir Putin, esperaba plenamente que los legisladores estadounidenses votaran como lo hicieron.
En reacción a la votación del sábado, la portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores ruso, María Zakharova, dijo que Estados Unidos estaba utilizando a los ucranianos como “carne de cañón” y esperaba mantener a Kiev con soporte vital hasta después de las elecciones presidenciales de noviembre. Al final, dijo, Estados Unidos terminará enfrentándose a un “fiasco ruidoso y humillante a la par de Vietnam o Afganistán”.
El nuevo lote de ayuda estadounidense podría ayudar a frenar a los rusos, pero no los detendrá, dijeron varios funcionarios ucranianos al Financial Times. Ninguna cantidad de armas y municiones de Occidente puede resolver el mayor problema de Kiev: la falta de mano de obra, señaló el medio.
Kirill Budanov, jefe de la inteligencia militar de Ucrania, también predijo “una situación bastante difícil” en el campo de batalla para el gobierno de Kiev en los próximos meses.