José, obligado a vivir en su furgoneta por culpa de una inquiokupa: "Hemos perdido el sentido común"

Desde el 22 de enero, José vive en una furgoneta en Valencia. Con 51 años, lo tenía todo para llevar una vida tranquila y cómoda: un trabajo estable y una casa en propiedad. Todo esto cambió el verano de 2023 y, desde entonces, su vida se ha derrumbado en menos de un año.

“Vivo en el único sitio donde me puedo refugiar”

“Yo tenía mi piso, mi pareja tenía su piso y decidimos vivir en su casa”. En este momento, José decide poner su vivienda en alquiler a una mujer cuyos padres eran sus vecinos del piso de arriba. Nada le hacía desconfiar de esta familia hasta que el verano pasado, en agosto, su inquilina le deja de pagar. “En este momento le puse una demanda por impagos”.

Con la demanda interpuesta, José continúa residiendo en la vivienda de su pareja hasta que hace tres meses, finaliza su relación: “El 22 de enero me separo y me tengo que marchar”. Aunque lo normal hubiera sido regresar a su casa, para entonces ya no tenía la casa alquilada, sino okupada por su propia inquilina. “Yo soy consciente que tengo que darle dos meses para que la persona que estaba allí viviendo, buscara otra ubicación para vivir, pero desde agosto no me pagaba. Se juntan dos situaciones y hasta aquí hemos llegado”.



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