Xavi, abrazado junto a Laporta / Dani Barbeito
Que Xavi haya decidido quedarse es algo realmente sorprendente visto como ha acabado la temporada. La marcha atrás de una decisión no suele traer buenos presagios, pues, cuando uno está decidido a llevar a cabo algo, lo mejor que puede hacer es seguir adelante con el plan. Entre la afición se especulaba sobre lo que pasaría con el mister si el equipo lograba ganar la Champions League o al menos llegaba a la final, pues en este caso, el debate de sí se debía replantear la decisión del entrenador, tenía todo el sentido del mundo. Pero llegados a este punto, corremos el peligro de convertir este affaire en algo ridículo, en enseñar al mundo que la única solución que tenía este equipo para darle la vuelta a la temporada era bluffear sobre la marcha de Xavi para así quitar toda la presión a los jugadores.
Ir de farol es bueno siempre y cuando no te descubran, aún menos si el que se descubre es uno mismo. Si se es descubierto, vas a acabar jugando con desventaja las próximas partidas, ya que nadie va a creerte. Y esto es lo que ha ocurrido: el Barça acaba de mostrar sus cartas al mundo. Al culé la decisión le puede coger desprevenido y me atrevo a hablar por muchos de ellos, afirmando que hay una contradicción de sentimientos: todos queremos ver a Xavi triunfar como entrenador en el club de su vida, pero al mismo tiempo sufrimos por el temor de que esto acabe mucho peor de lo que a priori parecía haber acabado.
A Xavi le pasa que le tira más el corazón que la cabeza, y claro, poca gente en el mundo siente más amor por el Barça que él. Pero debería saber que hay amores que matan y que, a veces, lo más sabio es irse para poder volver convertido en una versión mejor. Por otro lado, a Laporta también le tira más el corazón que la cabeza y si le sumamos la cartera, pues se complica aún más el asunto. El dinero es un factor primordial, porque está claro que si las cuentas no fuesen las que son y hubiese capacidad real de fichar a un entrenador de renombre, no nos encontraríamos en el punto en el que nos encontramos.
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Ahora, tomada la nueva decisión, veremos que cambios plantean en la estructura del staff técnico; lo lógico sería ver a Márquez de segundo entrenador y un nuevo enfoque en varios asuntos claves como es la preparación física. Me permito, en caso de que Xavi lea esta columna, invitarle también a entender las críticas de otra manera, a comprender que muchos de los que dudamos de ciertas decisiones no lo hemos hecho, ni lo hacemos, ni lo haremos de manera destructiva, todo lo contrario. La autocritica en momentos delicados -que vendrán de nuevo-, es fundamental para encauzar las cosas. A partir de aquí, todos a una y a intentar que esta película tenga un final feliz lleno de éxitos. Todos sabemos que el mister posee sobradas capacidades para que así ocurra.