Reseña de ‘Challengers’: ¿Tenis, para todos? Zendaya mantiene girando un jugoso triángulo romántico

Un poco delirante y con mucha diversión seria, ingeniosa y elegante, “Challengers” juega un hermoso juego de dobles canadienses con sus tres personajes principales, dentro y fuera de la cancha. Es un drama romántico puramente divertido, y lo único en lo que la gente parece estar de acuerdo es en su hábil elusión de las etiquetas fáciles. ¿Es una comedia dramática loca, como dijo un escritor? ¿Una película de deportes llena de jugos competitivos? O simplemente esa cosa extremadamente rara en las películas de 2024: una película con clasificación R, escrita por un fantástico guionista novel, Justin Kuritzkes, no una secuela, no una Marvel, no muy parecida a nada que hayamos visto últimamente en el cine comercial convencional.

El director Luca Guadagnino continúa su racha como uno de los sensualistas más floridos del cine contemporáneo, aunque es una especie de shock, o una broma, ver la última película de Guadagnino abrir con una toma cómicamente monótona de New Rochelle, Nueva York. No es exactamente Milán o Lombardía, Italia, donde Timotheé Chalamet y Tilda Swinton, respectivamente, encontraron el éxtasis entre la flora, la fauna y las tentadoras parejas sexuales en “Call Me By Your Name” (2017) y “I Am Love” (2009). Pero este es el lugar del partido de tenis retador de segundo nivel, donde el ex fenómeno Patrick Zweig (Josh O’Connor), ahora en quiebra, está compitiendo por unos cuantos miles de dólares en premios.

También compite, de forma bastante inesperada, el antiguo amigo y campeón de tenis certificado de Patrick, Art Donaldson (Mike Faist), cuya reciente mala racha lo ha llevado a New Rochelle para conseguir un impulso de confianza antes de su candidatura al US Open. A Art no le encanta la idea, pero ama a su despiadada entrenadora y esposa, Tashi, un antiguo fenómeno del tenis adolescente. Y la idea es suya. Y ella es interpretada por Zendaya.

Sin revelar todo el juego, “Challengers” comienza con preguntas provocadoras no muy diferentes a las planteadas en la escena inicial del bar nocturno en “Past Lives” de Celine Song (Song es la esposa del guionista Kuritzkes, y es encantador ver a ambos Las mitades de una pareja de guionistas puntúan con sus óperas primas.) Es el año 2019; Nos encontramos en medio de una tensa pelea en la que el ganador se lo lleva todo entre Josh y Art, con Tashi vigilando a ambos hombres. ¿Qué son el uno para el otro? ¿Cuál es su historia? A partir de ahí, la película comienza a saltar hacia atrás y hacia adelante en el tiempo, y luego un poco hacia atrás, un poco hacia adelante, abarcando los años universitarios de los personajes hasta el presente.

Mike Faist, Zendaya y Josh O’Connor interpretan a jóvenes estrellas del tenis en ascenso y románticamente enredadas en “Challengers”. (MGM)

En las escenas más alejadas, los chicos conocen a la superestrella Tashi en una elegante fiesta de promoción de Adidas en Long Island y quedan enamorados en el tiempo que lleva escribir la palabra “enamorado”. Más tarde, en la habitación del hotel de Art y Patrick, Tashi consigue información pertinente sobre su historia, cómo se conocieron (campamento de tenis, 12 años), si son o alguna vez fueron amantes (no, pero tanto el guión como la dirección en “Challengers” desafían cualquier nociones binarias estrictas del continuo sexual). Ella se siente divertida y atraída, un poco, por el enamoramiento instantáneo de sus admiradores hacia ella, lo que lleva a la chispa triple de la historia.

A partir de ahí, es una astuta serie de revelaciones, no en el sentido de un asesinato-misterio o un final retorcido, sino para revelar lo que el más tranquilo y reservado Art y el descarado y arrogante Patrick harán, y han hecho, para socavar las posibilidades del otro con Tashi. Tal como lo concibió Kuritzkes, el personaje de Zendaya podría haberse conformado con una caricatura, una manipulación despiadada encarnada: el entrenador de tenis de Svengali, si Svengali jugara tenis.

Pero “Challengers” le da un sentido sorprendentemente dimensional a ese arquetipo de loba, perfeccionado y humanizado por Zendaya. El papel le brinda un bienvenido cambio de ritmo, para que pueda deshacerse de la vibra narcótica de “Dune” durante un par de horas y profundizar en algunas escenas ácidas, irritables e ingeniosas con Faist y O’Connor. La interacción es flexible, pero exigente; Es una película bastante sexy, y Guadagnino filma los encuentros clave en tomas largas e ininterrumpidas, donde los actores insinúan lo que sucede debajo del diálogo superficial. Esta gente no es noble. Sus escrúpulos relacionales son opcionales. Sus vidas son raquetas, pelotas y ganar. Hacen lo que tienen que hacer para conseguir lo que quieren.

La cronología narrativa de ida y vuelta en “Challengers” resulta más útil y atractiva de lo que parece. Nos mantiene adivinando los motivos y el equivalente dramático de los puntos de quiebre. En la cancha, Guadagnino y el director de fotografía Sayombhu Mukdeeprom activan los peloteos en diversos grados delirantes, en un momento convirtiendo la cámara en la pelota de tenis, de atrás hacia adelante, de atrás, de atrás, de atrás. La partitura techno de Trent Reznor/Atticus Ross impulsa la acción. ¿Es todo un poco excesivo? Hacia el final, se desarrollan flashbacks clave en el contexto de una tormenta de viento que simplemente no cesa, y Guadagnino no puede resistir todas las tácticas posibles de suspenso para apretar los tornillos en las etapas finales de la batalla judicial.

Dicho esto: incluso el exceso tiene sus recompensas, aunque no sé si el público se adaptará al grado de ambigüedad que existe en los últimos segundos de esta exuberante y excéntrica película. A mí tampoco me importa mucho. Es uno de los títulos imprescindibles del año hasta el momento, aunque sólo sea por su absoluta seguridad cinética.

“Challengers”: 3,5 estrellas (de 4)

Clasificación MPA: R (por lenguaje completo, cierto contenido sexual y desnudez gráfica)

Duración: 2:11

Cómo mirar: Estrenos en cines el viernes. 26 de abril

Michael Phillips es crítico del Tribune.

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